Ruta 5 (140,5Km) : Karrantza - La Escrita - Arzentales - Muskiz - El Haya - Saltacaballos - Castro Urdiales - Laredo - Treto - Rada - Limpias - Marrón - Udalla - Ramales - Riva
En esta iremos un paso más allá, recorreremos una parte de la antigua ruta del hierro, divisaremos el antiguo cargadero y seguiremos la costa para entrar por la ría hacia el interior.
Las Encartaciones, hasta hace poco, han estado mal comunicadas con el resto de Bizkaia; la construcción de la autovía ha liberado un poco más las carreteras para gozo y respiro de los ciclistas. Pasaremos por un lateral de ellas, una carretera sinuosa habitual de conductores "punta-tacón" pero que dependiendo del horario y el día en el que la realicemos podemos evitar.
Dejamos a la derecha Balmaseda, Güeñes y demás pueblos que serán objeto de futuras rutas porque la idea de hoy es recorrer esta vía secundaria donde contrasta la naturaleza con la industria. Porque no nos olvidemos que por estos mismos pasos iban los vagones repletos de hierro hasta la costa donde eran cargados en barcos.
En Muskiz tornaremos a la izquierda para tomar la carretera de la costa en dirección a El Haya, no sin antes sentir la presencia de la refinería, reflejo de la sociedad del siglo XX.
Y comienza lo bueno, un terreno rompepiernas por el que transitaremos hasta llegar a Rada. Las vistas del Cantábrico son preciosas, en particular desde Saltacaballos. Las de la costa no tanto, una política de edificación masiva y sin control afean el paisaje y transforman una carretera poco transitada en una vía densa en fechas puntuales.
La parte antigua de Castro es muy bella, aunque parece una vitrina en pedestal rodeada de cartón de embalaje. Paciencia y precaución para cuzar todo el pueblo son mis recomendaciones. Continuando el camino disfrutaréis de una vista famosa y típica del litoral cántabro (montaña y costa juntas), estoy hablando de la ballena que se puede ver desde Islares, un istmo al que se accede desde Oriñón.
Un par de altos nos aguardan, el primero para abrir boca nos llevará hasta Liendo después de haber bordeado la ría del Agüera; el segundo hasta el Alto de Laredo (apodada en los setenta el Benidorm del norte ¿por qué será?). Aquí os propongo dos opciones, bien seguir la carretera dirección Colindres o adentrarse hasta el malecón y remontar toda la playa hasta el puntal y de ahí tomar dirección a Treto. Por los dos caminos llegaremos al puente de Treto con su característico olor a salitre.
Praderas verdes y aguas azules serán los colores de este bicromático territorio. Otro repechito y una agradecida bajada para alcanzar Rada donde giraremos a la izquierda para tomar una carretera recientemente asfaltada para llegar hasta Limpias (antes de llegar a la cantera, fijaros en la mansión de la derecha -uuuuuuuuh-). Seguiremos remontando el río Asón para así pasar por Marrón, no es que tenga mucho que ofrecer, pero el camino es más suave y menos transitado.
Tomamos el cruce de la subida a la Bien Aparecida y cruzamos la carretera para seguir hacia Udalla en cuyo centro veremos una bonita escultura homenaje a los hombres y mujeres de esta tierra. Y más adelante una alta chimenea de ladrillo propia de un alto horno que queda de recuerdo a la antigua fábrica de anís Udalla (el que lo bebe estalla -jejeje-). Por su parte, en el río es muy probable encontrar pescadores venidos de todos los puntos del país a la captura de sus afamados y escasos salmones y truchas.
Si todavía tenemos buenas piernas subiremos hasta Riva, si no es el caso, podéis dar por terminada la ruta en Ramales. Sentaros en una terraza, pedir una refrescante bebida y rememorar los momentos de la jornada.
En esta iremos un paso más allá, recorreremos una parte de la antigua ruta del hierro, divisaremos el antiguo cargadero y seguiremos la costa para entrar por la ría hacia el interior.
Las Encartaciones, hasta hace poco, han estado mal comunicadas con el resto de Bizkaia; la construcción de la autovía ha liberado un poco más las carreteras para gozo y respiro de los ciclistas. Pasaremos por un lateral de ellas, una carretera sinuosa habitual de conductores "punta-tacón" pero que dependiendo del horario y el día en el que la realicemos podemos evitar.
Dejamos a la derecha Balmaseda, Güeñes y demás pueblos que serán objeto de futuras rutas porque la idea de hoy es recorrer esta vía secundaria donde contrasta la naturaleza con la industria. Porque no nos olvidemos que por estos mismos pasos iban los vagones repletos de hierro hasta la costa donde eran cargados en barcos.
En Muskiz tornaremos a la izquierda para tomar la carretera de la costa en dirección a El Haya, no sin antes sentir la presencia de la refinería, reflejo de la sociedad del siglo XX.
Y comienza lo bueno, un terreno rompepiernas por el que transitaremos hasta llegar a Rada. Las vistas del Cantábrico son preciosas, en particular desde Saltacaballos. Las de la costa no tanto, una política de edificación masiva y sin control afean el paisaje y transforman una carretera poco transitada en una vía densa en fechas puntuales.
La parte antigua de Castro es muy bella, aunque parece una vitrina en pedestal rodeada de cartón de embalaje. Paciencia y precaución para cuzar todo el pueblo son mis recomendaciones. Continuando el camino disfrutaréis de una vista famosa y típica del litoral cántabro (montaña y costa juntas), estoy hablando de la ballena que se puede ver desde Islares, un istmo al que se accede desde Oriñón.
Un par de altos nos aguardan, el primero para abrir boca nos llevará hasta Liendo después de haber bordeado la ría del Agüera; el segundo hasta el Alto de Laredo (apodada en los setenta el Benidorm del norte ¿por qué será?). Aquí os propongo dos opciones, bien seguir la carretera dirección Colindres o adentrarse hasta el malecón y remontar toda la playa hasta el puntal y de ahí tomar dirección a Treto. Por los dos caminos llegaremos al puente de Treto con su característico olor a salitre.
Praderas verdes y aguas azules serán los colores de este bicromático territorio. Otro repechito y una agradecida bajada para alcanzar Rada donde giraremos a la izquierda para tomar una carretera recientemente asfaltada para llegar hasta Limpias (antes de llegar a la cantera, fijaros en la mansión de la derecha -uuuuuuuuh-). Seguiremos remontando el río Asón para así pasar por Marrón, no es que tenga mucho que ofrecer, pero el camino es más suave y menos transitado.
Tomamos el cruce de la subida a la Bien Aparecida y cruzamos la carretera para seguir hacia Udalla en cuyo centro veremos una bonita escultura homenaje a los hombres y mujeres de esta tierra. Y más adelante una alta chimenea de ladrillo propia de un alto horno que queda de recuerdo a la antigua fábrica de anís Udalla (el que lo bebe estalla -jejeje-). Por su parte, en el río es muy probable encontrar pescadores venidos de todos los puntos del país a la captura de sus afamados y escasos salmones y truchas.
Si todavía tenemos buenas piernas subiremos hasta Riva, si no es el caso, podéis dar por terminada la ruta en Ramales. Sentaros en una terraza, pedir una refrescante bebida y rememorar los momentos de la jornada.
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