Ruta 4 (71Km) : Riva - Karrantza - Ubal - Lanestosa - La Gándara - Los Collados - Arredondo
Recorremos dos de los valles con mayor concentración de vacas lecheras de la cornisa cantábrica, Karrantza y Soba. Dos vergeles en los que estaremos en contacto con la naturaleza en el estado más puro que puede brindar la presencia humana.
Llegando a la gasolinera de Ambasaguas, giraremos a la derecha para ir poco a poco subiendo hasta que comienza la ascensión a Ubal, puerto que más parece un teleférico por lo rápido que se gana altura y tiene un precio para nuestras piernas. Las vistas son espectaculares pero debemos recordar dos cosas, que esta ruta lo es y que no conviene derrochar energías ya que queda otra subida más.
Lanestosa, la más occidental de las villas de Bizkaia. Sus casonas del medievo, su condición de paso entre la costa y la meseta, su fundación (un tal D. Diego López de Haro) y su toro de fuego (festividad de las Nieves) la describen sucintamente. Seguimos con el descenso y pasaremos junto al camino que conduce a la Cueva de Covalanas (unesco) prueba de la existencia de asentamientos humanos en esta comarca desde el paleolítico. Unas curvas más abajo debemos tomar la carretera que aparece a nuestra izquierda para llegar hasta La Gándara.
Esta carretera es la arteria del valle de Soba, un corazón verde protegido por altas cumbres. Algunas conocidas, como el Picón del Fraile o el portillo de La Sía que los divisaremos al acercarnos a La Gándara; otras nos esperan, como la subida a San Pedro o el puerto de los Tornos. La Sierra del Hornijo como eje de esta ruta y los aerogeneradores como borrón en el paisaje.
Paciencia, la palabra clave para la ascensión porque se nos puede hacer larga la subida. Para distraer la mente, nada mejor que deleitarse con el entorno. Una vez superado el Cagigal de La Gándara seguiremos subiendo hasta alcanzar el nacimiento del río Gándara y en poco más de un kilómetro divisaremos el nacimiento del río Asón desde el mirador del alto de Los Collados. Tomar el descenso con precaución (todavía no se ha terminado de reasfaltar por completo y la estrechéz de la vía llama a la prudencia) y llegaremos a la capital del mundo, Arredondo, donde con un poco de suerte podremos saborear un cabrito de la zona; porque esta carne ha sido mimada desde aquellos moradores del paleolítico.
Recorremos dos de los valles con mayor concentración de vacas lecheras de la cornisa cantábrica, Karrantza y Soba. Dos vergeles en los que estaremos en contacto con la naturaleza en el estado más puro que puede brindar la presencia humana.
Llegando a la gasolinera de Ambasaguas, giraremos a la derecha para ir poco a poco subiendo hasta que comienza la ascensión a Ubal, puerto que más parece un teleférico por lo rápido que se gana altura y tiene un precio para nuestras piernas. Las vistas son espectaculares pero debemos recordar dos cosas, que esta ruta lo es y que no conviene derrochar energías ya que queda otra subida más.
Lanestosa, la más occidental de las villas de Bizkaia. Sus casonas del medievo, su condición de paso entre la costa y la meseta, su fundación (un tal D. Diego López de Haro) y su toro de fuego (festividad de las Nieves) la describen sucintamente. Seguimos con el descenso y pasaremos junto al camino que conduce a la Cueva de Covalanas (unesco) prueba de la existencia de asentamientos humanos en esta comarca desde el paleolítico. Unas curvas más abajo debemos tomar la carretera que aparece a nuestra izquierda para llegar hasta La Gándara.
Esta carretera es la arteria del valle de Soba, un corazón verde protegido por altas cumbres. Algunas conocidas, como el Picón del Fraile o el portillo de La Sía que los divisaremos al acercarnos a La Gándara; otras nos esperan, como la subida a San Pedro o el puerto de los Tornos. La Sierra del Hornijo como eje de esta ruta y los aerogeneradores como borrón en el paisaje.
Paciencia, la palabra clave para la ascensión porque se nos puede hacer larga la subida. Para distraer la mente, nada mejor que deleitarse con el entorno. Una vez superado el Cagigal de La Gándara seguiremos subiendo hasta alcanzar el nacimiento del río Gándara y en poco más de un kilómetro divisaremos el nacimiento del río Asón desde el mirador del alto de Los Collados. Tomar el descenso con precaución (todavía no se ha terminado de reasfaltar por completo y la estrechéz de la vía llama a la prudencia) y llegaremos a la capital del mundo, Arredondo, donde con un poco de suerte podremos saborear un cabrito de la zona; porque esta carne ha sido mimada desde aquellos moradores del paleolítico.
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