La popularidad es una compañera de viaje chismosa. He tenido desencuentros con ella que, en ocasiones, me han causado malestar, congestión nasal, [...] pero de esos que no se curan con Paracetamol y vitamina C. El exponer tu imagen públicamente trae consigo ciertas servidumbres. Esto fue algo que aprendí muy joven, cuando paseas por la calle y comienza a saludarte gente que no conoces y te tratan con una familiaridad tal que parece que eres como de la familia. Para una persona como yo, que le gusta saludar a todo el mundo, y que es buen fisonomista resulta un poco frustrante ese hecho el no reconocer al intercepto que te saluda de esa manera tan amistosa.
Otra de las cuestiones que entraña, ser un personaje público, es que tu imagen se mitifica y en cierta manera te ves inducido a cultivar esa caricatura de tu persona que en mi caso, por fortuna, era buena. Te conviertes en ejemplo de algo que la gente quiere ver en ti, contribuyes a salvaguardar esa idea de buen chico que todas las amamas quisieran para sus nietas. Y sin darte cuenta de cuándo ha ocurrido te transformas en el personaje.
Dejas de vivir tu vida tal como te gustaría haberla vivido y entras en esa espiral. Hasta que llega un día en el que decides desaparecer. Convertirte en uno más, parte de la masa informe que deambula por la vida. Te dedicas a observar y a disfrutar de tu recuperado anonimato. Pero la popularidad está en ti, una vez que te prueba ya no te abandona. Y comienzas otro ciclo y como sabes de qué va la cosa te lo tomas de mejor manera y eso no hace sino aumentar la misma y sorprendes a tu nuevo entorno (y tu pensando, si yo te contara).
Ahora que estoy viviendo mi cuarta etapa, de una manera más liviana, he descubierto que la popularidad se ha adaptado a las nuevas tecnologías. Ahora ha diversificado su negocio, ya no sólo se ocupa de las personas sino también de Blogs, sites y demás ventanas virtuales esto le otorga más poder ya que resulta más complicado intentar evadirse de ella.
Algunos pueden pensar en lo derrochador que he sido, que he tenido algo que ellos desearían y que no lo he aprovechado. Pero he de decir en mi defensa que cuando realmente necesitas de apoyo y compañía la popularidad no te ayuda. Nadie quiere ver reflejado en el personaje a su persona y por ello no acude en su ayuda; que para eso ya esta él y sus problemas.
No escuchéis a la popularidad, ignorarla. Si ella está débil vosotros estaréis fuertes. Si alguien tiene, de verdad, ganas por conoceros realmente ya buscará la manera de saber quién sois y dónde encontraros.
3 comentarios:
Meditaré, si a partir de ahora es más conveniente firmar mis post bajo el alias de "Mafias"
Es una opción pero creo que ya no puedes desprenderte de la Popularidad.
La popularidad te absorbe en el momento en el que tu personalidad desaparece y la gente que te rodea es diferente a la que te rodeaba antes, es decir tus amigos de verdad.
Es complicado vivir en la realidad real, y en la realidad creada por otros y absorbida en ocasiones por uno mismo generando un personaje.
Sea lo que sea, te admiro, te aprecio y también se te echa de menos Sr. Gómez
Un fuerte abrazo
Deltoro
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