El sol todavía se encontraba haciéndose el remolón dentro de su manto de nubes cuando comenzó la fiesta de la vendimia el pasado 12 de octubre en Laukiz.
Un equipo de personas bien organizadas procedió a cumplir con su tarea, en un ambiente de ilusión y camaradería, sin perder de vista el objetivo de culminar la jornada con toda la uva recolectada.
Según iban llegando a la viña eran informadas de cuál iba a ser su desempeño. La predisposición y el carácter voluntarioso de las mismas propició que la recolecta transcurriese sin contratiempos. Centrados en la tarea no descuidaron facilitar la labor de los encargados de recoger las cajas para acercarlas al muelle de carga.
Hacia la una del mediodía se procedió a hacer un alto para reponer fuerzas. Los voluntariosos recolectores se vieron recompensados con suculentas viandas, todo ello regado con Txakoli de Kamirune de precedentes añadas.
Una vez repuestas las energías se continuó con la labor. Se completó el primer camión que puso rumbo a la bodega, lugar donde se procederá a la elaboración del caldo. Hacia las cuatro de la tarde se procedió al corte del último racimo de este año con un sentimiento encontrado; por un lado alegría por haber culminado con éxito la vendimia y por otro con anhelo de que la cosecha del próximo año sea cuando menos igual de buena.
A las cinco de la tarde y una vez cargado el segundo camión esperaba, a los esforzados hombres y mujeres, una deliciosa comida digna del buen trabajo realizado. La fiesta se alargó hasta altas horas recordando los lances del día entre risas y buen humor.
Con este relato pretendo mostraros uno de los motivos por los que este Txakoli tiene un toque especial, cuando la uva se recoge en un ambiente risueño lleva impresa ese sentimiento que no hace sino acrecentar sus características cualitativas.
Ya sólo queda esperar a que su proceso culmine y poder brindar con esta nueva añada por los éxitos venideros.
Un equipo de personas bien organizadas procedió a cumplir con su tarea, en un ambiente de ilusión y camaradería, sin perder de vista el objetivo de culminar la jornada con toda la uva recolectada.
Según iban llegando a la viña eran informadas de cuál iba a ser su desempeño. La predisposición y el carácter voluntarioso de las mismas propició que la recolecta transcurriese sin contratiempos. Centrados en la tarea no descuidaron facilitar la labor de los encargados de recoger las cajas para acercarlas al muelle de carga.
Hacia la una del mediodía se procedió a hacer un alto para reponer fuerzas. Los voluntariosos recolectores se vieron recompensados con suculentas viandas, todo ello regado con Txakoli de Kamirune de precedentes añadas.
Una vez repuestas las energías se continuó con la labor. Se completó el primer camión que puso rumbo a la bodega, lugar donde se procederá a la elaboración del caldo. Hacia las cuatro de la tarde se procedió al corte del último racimo de este año con un sentimiento encontrado; por un lado alegría por haber culminado con éxito la vendimia y por otro con anhelo de que la cosecha del próximo año sea cuando menos igual de buena.
A las cinco de la tarde y una vez cargado el segundo camión esperaba, a los esforzados hombres y mujeres, una deliciosa comida digna del buen trabajo realizado. La fiesta se alargó hasta altas horas recordando los lances del día entre risas y buen humor.
Con este relato pretendo mostraros uno de los motivos por los que este Txakoli tiene un toque especial, cuando la uva se recoge en un ambiente risueño lleva impresa ese sentimiento que no hace sino acrecentar sus características cualitativas.
Ya sólo queda esperar a que su proceso culmine y poder brindar con esta nueva añada por los éxitos venideros.
2 comentarios:
El responsable de ventas de Kamirune estará orgulloso de ti. Cuando te regale algunas botellas por la publicity, podrías utilizarlas en amenizar una tormenta de ideas en el grupo.
Todo se andará...
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