domingo, 21 de octubre de 2007

Aquello que aprendimos de Epi y Blas... (III)

El anterior capítulo lo concluimos con la recogida de la ropa. ¿Qué es lo que toca? Planchar. Es importante diferenciar entre quitar las arrugas y planchar. Para quitar las arrugas no es necesario utilizar la plancha, conozco personas muy hábiles estirando las prendas y logrando un resultado aceptable. Los nuevos electrodomésticos que pretenden sustituir a la plancha son muy buenos “quita arrugas” y a su vez contribuyen a evitar tener que tender la ropa con lo que solucionan dos actividades que pueden generar problemas.

Una vez reseñadas estas diferencias, pasemos a hablar del buen planchar. Toda prenda de algodón es susceptible de ser planchada. Se planchan los jeans, las camisetas, las sudaderas, las prendas deportivas de este material, las toallas, los trapos, las servilletas, las sábanas, los calcetines, la ropa interior de algodón, las camisas, las blusas, los pantalones, etc. Hacer “la raya” es primordial para que una camisa, pantalón de pinza, camiseta que la pueda llevar, etc. se considere planchada.

Los pantalones los plancharemos primero por el revés y después por el derecho. Las camisas, comenzaremos por el cuello, las mangas y el interior – en el caso de que tenga pinza en la espalda, procederemos a marcarla-. Para marcar esa pinza un truco, nos ayudaremos de las manos para hacerla tomando tela de ambos lados para crear un pequeño doblez que marcaremos después pasando por encima la plancha. ¿Para qué planchar las sábanas? Dos razones, conseguimos suavizar su tacto y hacemos unas marcas que nos servirán de guía para hacer correctamente la cama. Por si no lo sabíais, las sábanas se doblan antes de plancharlas, a lo ancho la sábana y a lo largo la sábana bajera. ¿Y por qué planchamos las toallas? Porque quedan más suaves.

Para evitar los brillos en ciertas prendas se recomienda cubrir las mismas con un paño –preferiblemente de hilo- cuando nos dispongamos a pasar la plancha. Este paño también es útil si deseamos planchar alguna prenda que dudemos si es susceptible de plancha por el tipo de tejido. Mucho cuidado con los grabados en camisetas y similares ya que podemos dañarlos.

Estas son unas directrices generales, para casos particulares podéis remitirme vuestras dudas.

Tenemos la ropa planchada y guardada. Ahora podemos hacer la cama. Esta es una de las tareas que menos hábito y más pereza nos genera. La aparición de los nórdicos ha ocasionado que mucha gente desconozca la manera correcta de hacer una cama. Antiguamente, en los estudios de enfermería, era una de las materias que más rectitud exigía.

Trucos para hacer bien una cama. La simetría y la ausencia de arrugas son sus dos puntos clave. Para la simetría, ayuda tener las sábanas planchadas ya que las marcas del doblez nos sirven de guía para colocarlas en su sitio. Primero estiramos la funda cubre colchón –es recomendada pero opcional-, sobre ella colocamos la sábana bajera ajustándola bien. A continuación, colocamos la sábana con el reverso hacia arriba dejando un trozo en la parte superior para el embozo (parte de la sábana que utilizaremos para terminar de hacer la cama), una medida de referencia para saber cuánto debemos dejar es la de la primera raya; si es de menester colocaremos una manta llegando en su parte superior hasta la raya que luego utilizaremos para doblar la sábana sobre la colcha. Colocaremos la colcha, si tenemos manta, introduciendo una parte bajo la manta. Después, plegamos la sábana sobre ambas partes culminando la labor. Todas las piezas deben meterse entre el somier y el colchón. Colocamos la almohada y si disponemos de un edredón o similar cubrimos la cama con él.

Dormir en una cama bien hecha es una sensación muy placentera y si podemos deshacerla en compañía mejor que mejor.

Otro día continuaremos con más tareas domésticas. Ahora, a practicar.

2 comentarios:

IMANOL ABAD dijo...

¿Cómo va a segir la saga de "lo que aprendimos de Epi y Blas"? ¿Va a tener algo que ver con deshacer camas?

Flyper Digital dijo...

Es muy probable. Intentaré reflejar todos los aspectos de ese hábitat tan particular como es el hogar.