Cuando decidimos incluir una imagen en algún tipo de comunicación, debemos tener en cuenta que la misma "va a hablar" de manera silenciosa. Puede provocar en el observador una reacción contraria al mensaje que queremos transmitir ya que una imagen es más propensa a ser interpretada. Por eso es fundamental cuidar mucho las imágenes. Algunas pueden tener un significado diferente según el sentir del receptor y no debemos caer en el error de que los demás lo ven todo como lo veo yo.
Pero ¿hasta qué punto debemos llevar esta preocupación? Todo tiene que tener su medida y el contexto en el que se presenta la imagen es una buena variable para medir el grado de permisividad del que disponemos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario