domingo, 28 de octubre de 2007

El reloj, la exactitud ficticia

Hoy se ha efectuado el cambio de hora en unos cuantos países del mundo. Se ha abandonado el horario de verano y se ha vuelto a este otro horario. Este cambio se justifica aduciendo que contribuye al ahorro energético.

Un caso particular es el que os voy a contar. Mi caso, que tiene la misma legitimidad que cualquier argumento contrario a mi postura.

No se ahorra energía. ¿Por qué digo esto?

Bien, en primer lugar debemos aclarar que uno de los famosos husos horarios pasa por la península Ibérica - en la AP-2 a su paso por la provincia de Huesca tenemos un bonito arco que lo atestigua - y, por tanto, deja a las comunidades mediterráneas en el mismo huso que la Francia continental y al resto de la península en el GMT +0. Puedo llegar a entender que para que las relaciones comerciales con los principales clientes europeos (Francia, Alemania) sean establecidas en los mismos horarios se adoptara en su día la medida de adoptar su horario. Cosa que no ha influido en las jornadas laborales de oficina. Este hecho nos sitúa ya con una hora de adelanto con respecto al horario solar.

Recientemente se ha publicado un estudio realizado sobre el consumo energético de los clientes de Iberdrola en la comunidad de Madrid. Este estudio ha constatado cómo no se produce un ahorro energético por cambiar la hora. Ya sé que no se trata de un resultado obtenido por un método probabilístico pero tiene el mismo rango de credibilidad que los publicados por aquellos que sí creen que es una buena idea cambiar de hora.

Otro aspecto que me hace dudar de las bondades del cambio horario es, cómo se puede comparar los beneficios del mismo en un país del norte de Europa con los que pudiera sufrir uno mediterráneo.

¿Y qué pasa con el tiempo que dedicamos a cambiar la hora de relojes, móviles, electrodomésticos y demás aparatos?, ¿y los animales? Ellos no entienden nuestras neuras; hoy comes una hora más tarde porque se ha cambiado la hora y dentro de siete meses te ordeño una hora antes, je.

Y los países que no adoptan el horario de verano, que pasa, ¿acaso están equivocados? Yo creo que no, algunos países probaron esta idea -por decreto- y fue el pueblo el que hizo volver a sus autoridades a la sensatez (un ejemplo de esto fue Ecuador).

Para terminar mi argumentación quisiera recordar que por mucho reloj, por muchas agendas, por muchas señales horarias, la puntualidad es etérea. Y una hora puede parecer cinco minutos y otra tres horas.

Vivamos en nuestro momento, nuestro organismo nos lo agradecerá.


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