lunes, 4 de mayo de 2009

¿Qué ocurrió el 30 de abril de 2009?


Que un elefantito naranja las pasó canutas. Sí, un tal E. D. comentó el día 1 de mayo que fue un hecho sin importancia y que pronto nadie lo iba a recordar. Un comentario que no merece la pena ni enlazar ya que esa frase es lo único destacable del mismo.

Esa frase está muy alejada de la realidad y lo que le sucedió ese día al elefantito naranja dista mucho de un berrinche puntual de unos usuarios con mucho tiempo libre.

Para aquellos que no sepan de qué estoy hablando, les diré que se trata de un filtro social, un sitio donde los usuarios indexan noticias y la comunidad las va moviendo según la relevancia que tengan para ellos, así van ganando notoriedad a la vez que se va enriqueciendo con los comentarios que en dicho sitio se realizan entorno a la noticia. La meritocracia es la medida empleada para establecer la calidad del usuario que añade o comenta una noticia.

Es decir, que este sitio vive del trabajo desarrollado por los usuarios que componen dicha comunidad ya que si no rastreasen la red en busca de noticias interesantes que aportar, no habría nada que leer ni comentar.

Víctor Pimentel, de Genbeta, hace un buen resumen de lo acontecido en esa jornada que me permite aligerar este escrito. Volviendo al comentario aludido en el primer párrafo es de destacar que las noticias más movidas de esta jornada fueron todas relacionadas con el asunto en cuestión y, además, el número de movimientos alcanzó cotas sólo superadas por la noticia de la conquista de la Eurocopa de fútbol en junio pasado. Por lo tanto, no fue cosa de un berrinche.

Hace ya algún tiempo, en FD, vivimos el resultado de un movimiento de una de nuestras noticias. El número de visitas se disparó y quise conocer desde dentro cómo funcionaba dicha comunidad. La experiencia tuvo de todo: de la incertidumbre inicial pasó al desespero en busca de puntos para aumentar mi índice personal y así poder compartir una noticia; más tarde descubrí los comentarios secos (de los que luego descubrí eran administradores) al indicarme que una noticia que indexé estaba ya repetida, otro consabido regaño por incluir una apreciación personal a una noticia (con la consiguiente pérdida de puntos en mi índice) que me causó malestar y me llevó a dejar de visitar dicho sitio por un largo periodo de tiempo; después regresé con otra actitud al sitio en cuestión, más distante y sin aquellas ganas de colaborar activamente.

Cuando te encuentras, de casualidad, con una noticia que va ganando notoriedad y que hace alusión a un hecho pasado en jornadas anteriores, como fue el baneo (en otras palabras, la prohibición o expulsión) de varios miembros activos de dicha comunidad. Ves desde la distancia cómo aquellas cosas que te sucedían a ti también les pasaban a otros y si optaban por protestar les prohibían el acceso y santas pascuas.

Esa noticia fue generando otras relacionadas con ella, otras que proponían sitios alternativos donde proponer noticias, otras que promulgaban una reflexión y debate sobre las normas del sitio y además las propuestas de los insurgentes que se lanzaron a reivindicar los derechos de los usuarios ante el maniqueísmo de los administradores del lugar. Vivir el hora a hora de esta rebelión es un acontecimiento comparable a cualquier hecho pasado ocurrido en la red.

Habrá un antes y un después del 30 de abril en la vida del elefantito naranja. Una lección para aquellos emprendedores que optan por abrir sitios donde la creación de contenido viene de manos de sus usuarios y de cómo no hay que tratar un momento crítico como este.

Mi receta es de sentido común: aguardar un par de horas para ver cómo evoluciona el asunto y si se autorregula. Viendo que esto no surte efecto, deshacer el camino y readmitir a los proscritos, escribir un post diciendo que la actuación había sido desproporcionada en relación a los hechos acontecidos y fruto de un estado transitorio de ánimo propio de los seres humanos. Una revisión de normas y un feedback a manos de la comunidad en la wiki para salir del paso. ¿Por qué? Porque los hechos desencadenantes no eran tan graves y sí la reacción y perjuicio ocasionado a este sitio. Porque los proscritos eran usuarios tipo A+++ y su prestigio e importancia debe ser tratada con respeto y sumo cuidado. Porque no se trata de una web personal donde la principal fuente de contenido surge de sí misma y que no tiene ánimo de lucro. Y porque correr el riesgo de provocar la estampida masiva de los principales usuarios es una insensatez.

El treinta de abril de dos mil nueve será recordado como el día en que la comunidad del elefantito naranja alzó la voz contra los propietarios del elefantito naranja. Un aviso a navegantes.

Actualización: entrevista a los principales protagonistas.

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