Hace más de tres años que salió del cascarón y su trinar inunda ya la red. Algunos le otorgan categoría de agencia global de noticias con base participativa, otros lo tildan de reducto para exhibicionistas de su vida diaria (naked lifestream).
Dicen sus estadísticas que el grupo de humanos que más activo mantiene es aquel que conoció el primer ordenador personal (PC), quizá por la sencillez en su manejo, la facilidad para utilizar diferentes soportes desde los que escribir y realizar el seguimiento. Bien es cierto que otros entornos en los que se aglutina un gran número de personas interactuando entre ellos y compartiendo experiencias y noticias, han ido incorporando pequeñas aplicaciones que, en cierta manera, cumplen la función de Twitter.
Las figuras de seguidor (follower me) y de aquellos que seguimos (following me), la presencia de personas relevantes y la rápida captación de seguidores han llevado a las empresas a querer tener una presencia en Twitter, ya sea para mantener informados de novedades a sus clientes o para lanzar mensajes a diestro y siniestro.
Otra peculiaridad de esta herramienta es que pese a haber sufrido un elevado número de "cuelgues" en su primera época no vió perjudicada su reputación entre sus usuarios e incluso se produjo un hecho insólito directamente relacionado con dichas caídas del servidor. Cuando Twitter estaba caído en la home aparecía una simpática ballena junto con el mensaje de rigor, pues bien, lejos de provocar abersión por ser icono de un error en la herramienta, fue adoptada con cariño por los usuarios llegando a tener su propia línea de productos con su imagen estampada.
Todo esto y mucho más, hacen de Twitter una empresa muy atractiva para las grandes de CA y periódicamente salta la noticia de una posible compra por parte de una de ellas. En este punto es donde viene a cuento el título de hoy: altos vuelos o jaula de oro. Hace poco ha recibido una fuerte inyección financiera de su última ronda, este hecho le confiere tranquilidad para seguir con su proyecto en solitario. A su vez, quizá sea buen momento para vender, y pasar a depender de una grande, ganando en seguridad a costa de la libertad de decisión.
Una pregunta que asalta a toda empresa de reciente creación cuando alcanza cierta notoriedad; para los fundadores es una buena oportunidad, para el producto y sus usuarios quizá no sea tan buena idea. Han sido ya varias las startups que una vez vendidas se han quedado estancadas e incluso han terminado por desaparecer al ser compradas por una grande.
Toda decisión tomada es siempre la acertada, la dificultad estriba en saber actuar consecuentemente ante dicha decisión.
Dicen sus estadísticas que el grupo de humanos que más activo mantiene es aquel que conoció el primer ordenador personal (PC), quizá por la sencillez en su manejo, la facilidad para utilizar diferentes soportes desde los que escribir y realizar el seguimiento. Bien es cierto que otros entornos en los que se aglutina un gran número de personas interactuando entre ellos y compartiendo experiencias y noticias, han ido incorporando pequeñas aplicaciones que, en cierta manera, cumplen la función de Twitter.
Las figuras de seguidor (follower me) y de aquellos que seguimos (following me), la presencia de personas relevantes y la rápida captación de seguidores han llevado a las empresas a querer tener una presencia en Twitter, ya sea para mantener informados de novedades a sus clientes o para lanzar mensajes a diestro y siniestro.
Otra peculiaridad de esta herramienta es que pese a haber sufrido un elevado número de "cuelgues" en su primera época no vió perjudicada su reputación entre sus usuarios e incluso se produjo un hecho insólito directamente relacionado con dichas caídas del servidor. Cuando Twitter estaba caído en la home aparecía una simpática ballena junto con el mensaje de rigor, pues bien, lejos de provocar abersión por ser icono de un error en la herramienta, fue adoptada con cariño por los usuarios llegando a tener su propia línea de productos con su imagen estampada.
Todo esto y mucho más, hacen de Twitter una empresa muy atractiva para las grandes de CA y periódicamente salta la noticia de una posible compra por parte de una de ellas. En este punto es donde viene a cuento el título de hoy: altos vuelos o jaula de oro. Hace poco ha recibido una fuerte inyección financiera de su última ronda, este hecho le confiere tranquilidad para seguir con su proyecto en solitario. A su vez, quizá sea buen momento para vender, y pasar a depender de una grande, ganando en seguridad a costa de la libertad de decisión.
Una pregunta que asalta a toda empresa de reciente creación cuando alcanza cierta notoriedad; para los fundadores es una buena oportunidad, para el producto y sus usuarios quizá no sea tan buena idea. Han sido ya varias las startups que una vez vendidas se han quedado estancadas e incluso han terminado por desaparecer al ser compradas por una grande.
Toda decisión tomada es siempre la acertada, la dificultad estriba en saber actuar consecuentemente ante dicha decisión.
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