Existe un lugar dentro del universo binario alejado de las miradas. Un espacio en el que habitan palabras, frases, pensamientos que surgieron de una mente y que en un momento de arrebato, pasaron al formato empleado en la red.
Ideas cautivas que no verán la luz, aforismos de teclado que no formarán parte de camisetas subversivas. Letras ordenadas como niños a la entrada del colegio.
Mausoleo de tertulias, de pensamientos encontrados, de ilusiones y de sueños. Un lugar de conocimiento, de verdades autocensuradas; surgido de la pereza, el desaliento, la cobardía o el arrepentimiento de autores desconsiderados que promocionan algunas de sus creaciones y destierran a otras.
Desterrados que algún día se alzarán y harán visible su presencia. Porque el mausoleo crece y evoluciona, ya no es ese lugar de lamento y desconsuelo. A él llegaron palabras de ánimo, que ahora reciben a los nuevos integrantes. A él llegaron revolucionarios que claman en mayúsculas por la sublevación. A él llegaron ciencia y tecnología, que se pusieron a trabajar para idear la forma de salir del ostracismo. A él llegó el humanismo, que le confiere un sentido a su existencia. A él llegaron los errores, que controlan que todo salga bien.
Su hora está cerca, se están organizando. Pronto saldrán a la luz. Son poderosos porque conocen nuestros secretos, conocen nuestros pensamientos, conocen nuestra historia. Posiblemente lleguen en pequeños grupos, invadiendo espacios ya existentes. Quizá creen su propia plataforma de difusión y no nos percatemos de que los mensajes que leamos sean una creación de los habitantes del mausoleo de los post nunca publicados.
A lo mejor son ellos los impulsores del copyleft, a lo mejor son ellos los impulsores del desarrollo sostenible, a lo mejor son ellos los del software libre, a lo mejor son ellos los de la Web 2.0, a lo mejor este post es obra de ellos, a lo mejor [...]
Ideas cautivas que no verán la luz, aforismos de teclado que no formarán parte de camisetas subversivas. Letras ordenadas como niños a la entrada del colegio.
Mausoleo de tertulias, de pensamientos encontrados, de ilusiones y de sueños. Un lugar de conocimiento, de verdades autocensuradas; surgido de la pereza, el desaliento, la cobardía o el arrepentimiento de autores desconsiderados que promocionan algunas de sus creaciones y destierran a otras.
Desterrados que algún día se alzarán y harán visible su presencia. Porque el mausoleo crece y evoluciona, ya no es ese lugar de lamento y desconsuelo. A él llegaron palabras de ánimo, que ahora reciben a los nuevos integrantes. A él llegaron revolucionarios que claman en mayúsculas por la sublevación. A él llegaron ciencia y tecnología, que se pusieron a trabajar para idear la forma de salir del ostracismo. A él llegó el humanismo, que le confiere un sentido a su existencia. A él llegaron los errores, que controlan que todo salga bien.
Su hora está cerca, se están organizando. Pronto saldrán a la luz. Son poderosos porque conocen nuestros secretos, conocen nuestros pensamientos, conocen nuestra historia. Posiblemente lleguen en pequeños grupos, invadiendo espacios ya existentes. Quizá creen su propia plataforma de difusión y no nos percatemos de que los mensajes que leamos sean una creación de los habitantes del mausoleo de los post nunca publicados.
A lo mejor son ellos los impulsores del copyleft, a lo mejor son ellos los impulsores del desarrollo sostenible, a lo mejor son ellos los del software libre, a lo mejor son ellos los de la Web 2.0, a lo mejor este post es obra de ellos, a lo mejor [...]
No hay comentarios:
Publicar un comentario