jueves, 24 de abril de 2008

Procrastinar es cosa de humanos


Procrastinación*: acción de postergar lo que uno debe hacer para dedicarse a otras actividades más triviales o apetecibles.

Procrastinar es tentador: hace disfrutar al que la padece de una falsa felicidad (mientras realiza tareas olvidadas como por ejemplo, archivar las fotos de las vacaciones de hace tres años, u ordenar el trastero). A su vez, puede contribuir a incrementar las relaciones sociales (la frase "me encontré una zarza en el camino" es habitual como justificante del incumplimiento de una tarea, entiéndase zarza como amigo/conocido con el que te paras a hablar dedicándole el tiempo destinado a la actividad importante).

Procrastinar favorece el insomnio e incrementa la ansiedad: "lo consultaré con la almohada" síntoma de la presencia procrastinadora. "Mañana madrugo y lo hago..."

Procrastinar agudiza el ingenio: si se dispone de un espacio de tiempo prolongado para realizar una tarea, ésta se verá postergada hasta el último momento; destinando el resto del tiempo a otras cosas. Cuando el tiempo apremia quedan dos caminos: hacerlo o inventar excusas. En ambos casos aparece el ingenio.

¿Qué hacer para evitarla?

La fábula de las panojas (el bueyero que empezaba a darles maíz a las parejas en octubre para que cuando llegase el tiempo de maquinar la tierra en la primavera estuviesen fuertes y no se resintieran por culpa de un atracón final), en otras palabras, hacer un poco cada día.

Marcarse rutinas y cumplir con la planificación. Fácil de decir pero difícil de realizar, para que no sea así es conveniente empezar poco a poco. Las tareas rutinarias son perfectas para el entrenamiento (cada uno debe de detectar las suyas).

No pienses en lo que tienes que hacer, hazlo. Es la frase que mejor lo resume, siguiendo esta máxima evitaremos la procrastinación y disfrutaremos de más momentos de calidad.



*Nota del Autor: este post puede haber sido concebido en un acto de procrastinación.








No hay comentarios: