viernes, 20 de noviembre de 2009

Aprendiz de lírica (VI)

Los cristales de sal acariciaban su rostro y la brisa mecía sus cabellos.
Cristales caleidoscópicos como lo eran sus pensamientos.
Brisa con aromas de otras costas donde quisiera estar.

Sal sabrosa.
Caricias recordadas.
Rostro soñado.
Mecida cuna.

Dorados y ocres de hojarasca que recrean un compás a su paso.
Dorado cual áureo compromiso.
Ocre cual canela anhelada.

Hojas escritas.
Deleite impulsivo.
Compás norteado.
Paso firme.


Temblar cual cachorrillo en buen regazo.
Envejecer para durar por mucho tiempo.
Atalantarse cual ruiseñor de ruiseñora.
Macerar vivencias para conservarlas.
Oasis al que llamamos paraíso.


1 comentario:

Mavi Balabanian dijo...

Hiciste que por un momento sintiera que estaba en otro lugar distinto, muy lejos de acá.

:-)