Ruta ekaina (139km): Beasain - Tolosa - Bidania - Errezil - Santa Engrazi - Aizarna - Alto de Meagas - Zarautz - Getaria - Zumaia - Azpeitia - Urretxu - Ormaiztegi - Beasain
Ahora que casi ha pasado la parte fuerte de la temporada (para algunos esta terminó el día 20) y que la forma física está en un buen punto, os presentamos esta ruta apta para estos días de junio-ekaina. El núcleo importante de esta ruta discurre dentro de la comarca del Urola. Una comarca de la que ya hemos hablado en otras rutas (Ruta 11 y Ruta 8) y por ello el relato de esta se centra en un tramo de unos 37km (Bidania - Errezil - Santa Engrazi - Aizarna - Alto de Meagas).
La ruta, fuera de ese tramo, discurre por carreteras muy transitadas tanto en horario comercial, por formar parte de vías principales, como en fechas estivales ya que sus playas son un gran atractivo para veraneantes y el resto de sus ofertas propicias para fines de semana. Es por ello que se recomienden estos días previos a la operación salida. Además, el paisaje nos regala una de sus mejores estampas.
Cruzamos el primer arco de Bidegoian y mientras recuperamos el aliento nos damos cuenta que hemos atravesado la puerta hacia una Gipuzkoa diferente. Sus densos montes nos indican que estamos en una zona de alta productividad maderera; las manzaneras que comienzan a hacerse visibles en esta ruta a ese producto con label y sabor; los pastizales y el vacuno de carne a la tranquilidad y ese ritmo propio de otros tiempos; las altas cumbres del horizonte al embalaje del tesoro escondido que nos aguarda.
Durante el descenso hacia Errezil conviene detenerse para contemplar el paisaje, sobretodo para no distraernos a la hora de negociar las curvas. Una vez superado el núcleo deberemos tomar el cruce que surge disimuladamente a nuestra derecha y con la misma tranquilidad que el entorno nos muestra afrontar el ascenso a un alto peculiar; de carretera estrecha, rampas exigentes y flanqueado en su primera parte por densos pinares. En su sengunda parte nos hallaremos rodeados de praderías con el Erlo al fondo y las estribraciones del Ernio a nuestra espalda. En la parte alta, las vistas del mar Cantábrico producen una sensación de profunda unión entre la mar y la montaña. La brisa del mar acaricia estas tierras aportando nutrientes propios de la costa generando unos productos únicos y característicos.
Un descenso fácil nos aguarda y veremos cómo en una atalaya se alza majestuosa la ermita de Santa Engrazi. La visita es obligada, aunque debamos hacerla a pie ya que su acceso no es apto para bicis de carretera, si bien contando con una propia del BTT llegaremos sin problema.
Después de reponer fuerzas y disfrutar del enclave ponemos rumbo hacia Aizarna, en la parte baja del valle. Su buena colección de casas de nueva planta de arquitectura vasca logra integrarse con el entorno, en esa transición que va de lo rural a lo industrial. Llegando al cruce tomamos a la derecha para ir ascendiendo poco a poco, primero por Iraeta y seguido la subida a Meagas. Este tramo ya cuenta con más tráfico rodado y sirve de transición hacia la turística y poblada costa; en cuyas laderas se miman las vides de Txakoli.
Aún nos quedan dos tramos cargados de belleza y espiritualidad. La carretera de la costa guipuzcoana con sus juguetonas olas que se acercan a saludarnos y mojarnos con sus gotitas y la zona interior del Urola con el entorno de Loyola al inicio y Urretxu en su despedida. Los últimos trece kilómetros nos servirán para soltar piernas y recordar lo disfrutado en esta ruta.
Ahora que casi ha pasado la parte fuerte de la temporada (para algunos esta terminó el día 20) y que la forma física está en un buen punto, os presentamos esta ruta apta para estos días de junio-ekaina. El núcleo importante de esta ruta discurre dentro de la comarca del Urola. Una comarca de la que ya hemos hablado en otras rutas (Ruta 11 y Ruta 8) y por ello el relato de esta se centra en un tramo de unos 37km (Bidania - Errezil - Santa Engrazi - Aizarna - Alto de Meagas).
La ruta, fuera de ese tramo, discurre por carreteras muy transitadas tanto en horario comercial, por formar parte de vías principales, como en fechas estivales ya que sus playas son un gran atractivo para veraneantes y el resto de sus ofertas propicias para fines de semana. Es por ello que se recomienden estos días previos a la operación salida. Además, el paisaje nos regala una de sus mejores estampas.
Cruzamos el primer arco de Bidegoian y mientras recuperamos el aliento nos damos cuenta que hemos atravesado la puerta hacia una Gipuzkoa diferente. Sus densos montes nos indican que estamos en una zona de alta productividad maderera; las manzaneras que comienzan a hacerse visibles en esta ruta a ese producto con label y sabor; los pastizales y el vacuno de carne a la tranquilidad y ese ritmo propio de otros tiempos; las altas cumbres del horizonte al embalaje del tesoro escondido que nos aguarda.
Durante el descenso hacia Errezil conviene detenerse para contemplar el paisaje, sobretodo para no distraernos a la hora de negociar las curvas. Una vez superado el núcleo deberemos tomar el cruce que surge disimuladamente a nuestra derecha y con la misma tranquilidad que el entorno nos muestra afrontar el ascenso a un alto peculiar; de carretera estrecha, rampas exigentes y flanqueado en su primera parte por densos pinares. En su sengunda parte nos hallaremos rodeados de praderías con el Erlo al fondo y las estribraciones del Ernio a nuestra espalda. En la parte alta, las vistas del mar Cantábrico producen una sensación de profunda unión entre la mar y la montaña. La brisa del mar acaricia estas tierras aportando nutrientes propios de la costa generando unos productos únicos y característicos.
Un descenso fácil nos aguarda y veremos cómo en una atalaya se alza majestuosa la ermita de Santa Engrazi. La visita es obligada, aunque debamos hacerla a pie ya que su acceso no es apto para bicis de carretera, si bien contando con una propia del BTT llegaremos sin problema.
Después de reponer fuerzas y disfrutar del enclave ponemos rumbo hacia Aizarna, en la parte baja del valle. Su buena colección de casas de nueva planta de arquitectura vasca logra integrarse con el entorno, en esa transición que va de lo rural a lo industrial. Llegando al cruce tomamos a la derecha para ir ascendiendo poco a poco, primero por Iraeta y seguido la subida a Meagas. Este tramo ya cuenta con más tráfico rodado y sirve de transición hacia la turística y poblada costa; en cuyas laderas se miman las vides de Txakoli.
Aún nos quedan dos tramos cargados de belleza y espiritualidad. La carretera de la costa guipuzcoana con sus juguetonas olas que se acercan a saludarnos y mojarnos con sus gotitas y la zona interior del Urola con el entorno de Loyola al inicio y Urretxu en su despedida. Los últimos trece kilómetros nos servirán para soltar piernas y recordar lo disfrutado en esta ruta.
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